La fiscal Graciela Biassotti, a cargo de la investigación por la tragedia provocada por Alan Rodríguez, el conductor que manejaba borracho – tenía el triple de alcohol en sangre que el permitido – por el Acceso Oeste y que con sus maniobras causó la muerte a un camionero y a un motociclista, le pidió formalmente al juez de Garantías Nº 5 de Morón, Alfredo Meade, la prisión preventiva.
La carátula con que la funcionaria judicial denominó la instrucción es “homicidio culposo agravado por haberse perpetrado mediante la conducción imprudente de un vehículo automotor bajo los efectos del alcohol y resultando dos víctimas fatales”. Por eso, a partir de la reforma legislativa introducida en el Código Penal en 2017, el máximo que establece la ley como castigo es de 6 años, e incluso puede llegar a ser un hecho hasta excarcelable y sin cumplimiento efectivo.
El juez Meade tiene cinco días para resolver el planteo de la fiscal y el pedido de excarcelación que presentó la abogada defensora de Rodríguez. El magistrado podría otorgar la libertad al imputado si considera que no hay riesgos procesales. En ese caso, el detenido debería fijar un domicilio y presentarse ante el juzgado cada vez que se lo solicite.
El antecedente más reciente es el de Diego Cuevas, que fue liberado por el magistrado a pocos días de ocurrida la picada fatal de Haedo, en el que ese conductor mató a los jóvenes Lautaro Juárez y Manuel Lastra. Sin embargo, en otra causa como la de Nicolás Hermosilla, que mató al bebé Máximo Escalada, dejó con prisión preventiva para el conductor por considerar que no estaban dadas las condiciones para su libertad y porque hubo testimonios de testigos que orientaron la investigación al homicidio con dolo eventual y no culposo.
