La CGT en su laberinto

Los líderes de la central sindical fueron criticados por no llamar a un paro y pasaron nuevamente un mal momento. Preparativos para la movilización del 22 de agosto.

Si bien el triunvirato de la CGT confirmó este viernes la convocatoria a una movilización a Plaza de Mayo para el 22 de agosto y exigió a los partidos políticos que «se comprometan a no sancionar ninguna ley que disminuya el nivel de protección social y laboral de los argentinos», la cúpula de la central sindical volvió a ser chiflada por no convocar a un paro nacional, como pasó el 7 de marzo último durante una masiva movilización que terminó con incidentes.

Esta vez, en el microestadio de Ferro, los dirigentes no pudieron evadir los silbidos y se refirieron a la interna: «Sé que hay críticos a esta conducción. No seamos hipócritas. Hoy no existe un solo sindicato ni dirigente que toque pito y vayan todos al pie. Por eso hay un triunvirato», reconoció Juan Carlos Schmid, uno de los tres jefes, y agregó que «la unidad ahora debe ser desde abajo hacia arriba. El 22 de agosto debe ser el preámbulo de las medidas de fuerza».

Al turno de Héctor Daer, otro de los líderes, tuvo que apurar el cierre de su discurso. Los reproches surgieron desde un sector del estadio que ocupaban los militantes del gremio de la Alimentación, Cerveceros, Camioneros y militantes de la seccional de Zárate-Campana de la UOM. «Hay que estar organizados para dar la pelea», intentó conciliar Daer en otra señal para reforzar la unidad interna de la central obrera.

Durante el plenario, la CGT expresó que «no» pueden «aceptar» que «los trabajadores nuevamente sean la variable de ajuste de un programa económico que desalienta la producción».

Además, denunciaron que, pese a los problemas económicos, «el movimiento obrero dio muestras de responsabilidad en función de aportar al bien común y a la paz social», aunque «ni las decisiones del Gobierno ni el comportamiento de los sectores económicos y financieros han respondido con similar responsabilidad».

El Plenario no contó con la participación de las organizaciones gremiales que integran el Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA), aunque el 22 de agosto participarán de la movilización los casi 40 gremios que lo representan.

Quien sí se hizo presente fue el referente de los bancarios y de la Corriente Federal de Trabajadores (CFT), Sergio Palazzo, quien pidió «intensificar» las medidas, incluso realizar un paro nacional, si no hay respuestas «concretas» del Gobierno.

En ese sentido resolvieron «realizar una movilización de todos los trabajadores el próximo 22 de agosto a la Plaza de Mayo» y convocar «al Comité Central Confederal a fin de evaluar los pasos a seguir en función de nuestras demandas».

«Exigimos que los partidos políticos con representación parlamentaria se pronuncien en defensa de los derechos de los trabajadores y se comprometan a no sancionar ninguna ley que disminuya el nivel de protección social y laboral de los argentinos», agrega el comunicado.

Asimismo se comprometieron «a proteger los puestos de trabajo existentes haciendo uso de todas las políticas públicas activas con las que cuenta el Estado y nuestras organizaciones, para que cesen de inmediato los despidos y suspensiones».

Por último, los sindicalistas exigieron «una política comercial inteligente que favorezca el intercambio y la industria nacional, con especial énfasis en la protección de las Pymes y con políticas activas, créditos e incentivos fiscales, posibilitando así la defensa de los puestos de trabajo y salarios dignos».