Imagen de Twitter

María Angélica Andrada desapareció en San Martín hace una semana, pero su familia no estaba preocupada por su paradero porque para ellos eso era algo habitual. Lo que nunca imaginaron es que esta vez el final iba a ser distinto. Y trágico. La joven tenía 19 años y apareció el jueves con signos de asfixia en un descampado cercano a la Ceamse de José León Suárez, localidad en donde hubo otros casos recientes de homicidios, y en 2013 fue hallado el cuerpo de Ángeles Rawson.

El cadáver de Angélica estaba cubierto con una cortina de baño. Tenía un pantalón gris y una remera negra, pero le faltaban las zapatillas. A simple vista, no presentaba signos de haber sido víctima de un ataque sexual, pero eso recién se podrá saber cuándo se haga la operación de autopsia.

La principal hipótesis que manejan los investigadores es que la muerte se produjo por asfixia. Los peritos que revisaron el cuerpo advirtieron que la chica presentaba signos de ahorcadura y que aparentemente no tenía señales de haberse defendido de un ataque.

La mamá, que reconoció el cuerpo en la morgue judicial, dijo que su hija era «adicta a las drogas» y que solía desaparecer varios días. Así justificó por qué no realizó la denuncia por averiguación de paradero. Esta teoría fue corroborada por los policías que colaboran en la investigación. «Era una chica que vivía en la calle», precisó una de las fuentes consultadas.

El caso es investigado por el fiscal Fabricio Iovine, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) Nº 1 de San Martín, quien ordenó preservar el sitio del hallazgo para el trabajo de los peritos y estuvo en el lugar para dar las primeras directivas en la investigación. En busca de pruebas que permitan encaminar la causa, los detectives tratan de saber si alguna cámara de seguridad cercana filmó a la chica en las horas previas a su muerte.

Los vecinos aportaron un dato clave: dijeron haberla visto acompañada por un joven de 37 años apodado «El Pelado» o «El Rancho».  Según las fuentes, el sospechoso fue identificado y demorado por la Policía en el asentamiento de Suárez Villa Curita.