El 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer. No es un día de festejo, porque la historia nos habla de una tragedia sucedida en 1908 en una fábrica textil en Estados Unidos, donde las mujeres se declararon en huelga por percibir salarios menores que los hombres, y tras la orden del dueño de prender fuego el edificio, murieron 129 mujeres que estaban allí encerradas.
Dos siglos han pasado. Nosotras, las mujeres, hemos capitalizado esa tragedia, tomando la fuerza arrolladora de aquellas mártires como bisagra para realizar el cambio que se necesita por un mundo más justo e igualitario.
En este largo camino de luchas, el color violeta nos identifica. Se dice que el día del incendio, las telas con las que estaban trabajando eran de ese color, y que el humo que se veía era violeta. Otra versión indica que la adopción del color responde a que el azul representa al hombre y el rosa a la mujer, por lo que la combinación de ambos colores es el violeta, el cual representa la igualdad de género.
El lema de este 2021 es “Mujeres líderes, por un futuro igualitario en el mundo Covid 19”. Palabras fuertes, importantes: líderes, futuro, igualdad y Covid.
Como mujeres líderes, no debemos buscar volver a la “misma” normalidad, es tiempo de ser ambiciosas y asumir la igualdad de género como una parte integral de la solución a los muchos desafíos que enfrentamos en temas como salud, economía, cambio climático y derechos humanos.
¿Por qué un futuro igualitario? Porque exigimos el derecho de las mujeres a la toma de decisiones en todas las esferas de la vida, igual remuneración, la distribución equitativa de los cuidados y el trabajo doméstico no remunerado, el fin de toda forma de violencia contra las mujeres.
Está claro que la emergencia sanitaria no impacta a los hombres de igual manera que a las mujeres y este simple reconocimiento será importante para vencer futuras pandemias. Las mujeres se encuentran en la primera línea en la crisis del Covid como trabajadoras de la salud, cuidadoras, innovadoras y organizadoras comunitarias. La crisis puso de manifiesto la importancia fundamental tanto de las contribuciones de las mujeres como de las cargas desproporcionadas que soportan; nosotras somos el 75 % del recurso humano en salud y solo el 25% se encuentra en puestos importante de decisión.
Es por eso que ser mujeres empoderadas nos llevará a liderar sociedades más resilientes y más seguras. La igualdad de género no es un ideal, es una necesidad.
Año 2020, año del Covid, que nos marcó para siempre, nos hizo modificar nuestras conductas cotidianas de un día para otro. En un abrir y cerrar de ojos se terminaron los besos, los abrazos, las reuniones con familia y amigos, la rueda de mate.
Que esta nueva conducta de vida -donde están incluidos el tapaboca, el distanciamiento social, el alcohol en gel, el trabajo virtual- sea solo una barrera para que el virus no nos enferme, no nos mate y no se convierta en una regresión de derechos ni silencie los desafíos que tenemos por delante.
Para concretar esta tarea tendremos que aprender a tener una comunicación responsable y para ello empezaremos por consolidar nuestras charlas pendientes.