La unidad fue el lema que el radicalismo intentó trasladar durante la Convención Nacional, en la cual Gastón Manes fue elegido al frente del organismo gracias a un acuerdo entre Gerardo Morales y Martín Lousteau. Sin embargo, y pese al comunicado en el que llamaron a fortalecer el espacio y la coalición opositora, el partido centenario mostró quiebres entre los referentes tradicionales y de Evolución. Además, reflotaron las heridas de aquel encuentro en Gualeguaychú de 2015 que los asoció al PRO y que hoy los condiciona para reorganizarse en 2023.

El momento de votar el documento que reafirmaba la pertenencia a Juntos por el Cambio fue el detonante. Pese a que se vaticinaba una reunión tranquila y expeditiva, un grupo de convencionales se levantó a los gritos disconformes con lo que se había firmado.

Antes del encuentro en La Plata, circulaba un documento que no incluía la reafirmación de pertenecer a Juntos por el Cambio. Por el contrario, no hacía referencia a las alianzas y planteaba una apertura para nuevos socios, por ejemplo, con el socialismo y el peronismo federal.

El cambio de planes tomó por sorpresa a varios radicales del interior, que horas antes habían acordado otros puntos con los hermanos Manes, quienes estarían de acuerdo con alejarse del PRO. De hecho, en su discurso, Gastón Manes llamó a construir una “alternativa política” y reclamó ser el “alma y el cerebro” de la coalición que va a gobernar el país en 2023. “Somos un partido de gobierno y no testimonial. Esa es la diferencia que explica nuestra vigencia”, expresó ante el aplauso de los más de 300 convencionales del país.

Es que la Convención que marcó un antes y un después en la historia del partido fue la de Gualeguaychú en 2015, donde decidieron unirse al PRO y a la CC para crear Cambiemos. Un militante y productor del interior interrumpió los discursos para hablarles cara a cara a los máximos dirigentes del partido: “No quiero que la derecha me marque la agenda de gobierno”.

Por su parte, Alfredo Cornejo hizo un llamado a la cordura. Los máximos referentes radicales consideran que el año que viene habrá momento para decidir el futuro con el PRO. Sin embargo, algunos convencionales advierten que la nueva mesa de conducción -que se amplió a 13 miembros- será la que impondrá su voluntad en marzo y omitirá sus necesidades.

Otro reclamo resonó en el escenario y se trasladó en los pasillos del Teatro Coliseo Podestá de La Plata: la unidad del bloque de la UCR en la Cámara de Diputados. El espacio está dividido desde diciembre del año pasado cuando Martín Lousteau creó UCR-Evolución con el cordobés Rodrigo De Loredo como presidente.

Ese quiebre había enfrentado casi a las piñas a Lousteau y Morales en medio de las elecciones del Comité. Este viernes, el convencional de Mendoza Fernando Armagnague interrumpió la organización del listado de temas para reclamar: “Tienen que arbitrarse los medios necesarios para que el bloque de la UCR se una y le de prestigio las instituciones del partido y que honre a la República”.

El pedido fue aplaudido por todo el auditorio y, especialmente, por Facundo Manes y Mario Negri. Por el contrario, Lousteau y sus aliados quedaron de brazos cruzados, en una clara recepción del mensaje dirigido a Evolución. Desde el radicalismo tradicional intentaron bajarle el tono al momento tenso.