Recluida en El Calafate, Cristina de Kirchner no terminó de convencerse de no hablar sobre el affaire José López luego de escuchar el consejo de Carlos Zannini y publicó su opinión vía Facebook. Dirigiéndose a sus militantes, el escrito, como una proclama política no abunda en los pormenores del episodio ni aporta datos sobre las sospechas que envuelven el escándalo.
Con una introducción dedicada a los militantes la ex mandataria publicó: «Sí, esta vez quiero dirigirme a los que son y se sienten parte de este proyecto. A los que lo construyeron, a los que lo aman, a los que sufren por lo que está pasando. A ellos quiero decirles que creo que palabras como repudiar, rechazar o condenar, no alcanzan. Yo quiero saber quiénes son, además del ingeniero López (secretario de Obras Públicas durante mi gestión), los responsables de lo que pasó. El dinero que López tenía en su poder alguien se lo dio. Y no fui yo. Ni ninguno de los miles de militantes que integran este espacio político. Que nadie se haga el distraído. Ni empresarios, ni jueces, ni periodistas, ni dirigentes. Cuando alguien recibe dinero en la función pública es porque otro se lo dio desde la parte privada. Esa es una de las matrices estructurales de la corrupción a lo largo y a lo ancho de nuestra historia y de la universal”.
Y añadió que “la otra, infinitamente más profunda aún, y sus efectos más terribles: la aplicación de planes políticos y económicos que enajenan el patrimonio nacional, endeudan el país y someten a la miseria a millones de argentinos. De esa matriz dan cuenta también, desgraciadamente, pasado y presente de nuestra historia y de otros pueblos del mundo».
Cristina, finalmente se expresó y esperan el turno de Julio De Vido. Sin embargo, no hablará en lo inmediato del episodio López. Hubo, se confió ayer, una orden de la ex presidente para que se instale en su quinta de Zárate, mantenga un silencio que sólo rompió para refutar, vía Twitter, a Juan Chediak, el presidente de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC), que aseguró que le dijo a De Vido y a CFK, entre otros, que había «coimas en Vialidad».
En el entorno del ex ministro hoy diputado, sostienen que está «tranquilo» y plantean que las tropelías de López no necesariamente fueron visadas por De Vido. «Está legalmente sólido» aventuran y revelan el apodo que el devidismo le puso, hace años, a López: le decían «Retuerzo», por retorcido, por su habilidad para sembrar discordia.
Otra versión, más brusca, advierte que el ministro está depresivo y que por eso no pisó el Congreso el martes y miércoles. No estuvo, en rigor, cuando los diputados del FpV discutieron cómo bloquear los allanamientos a sus propiedades. Fue una agarrada dura, cruzada por las novedades sobre la detención de López, en la que se propuso inclusive que los diputados K renuncien a sus fueros. Lo hizo Leonardo Grosso, legislador del Movimiento Evita, pero la idea no prosperó. Fue, quizá, el último abrazo del panperonismo a De Vido a quien le reclaman que salga a dar la cara.