Evo Morales enfrenta una de las mayores crisis políticas en más de una década en el poder luego del asesinato de un viceministro a manos del poderoso sector de los mineros artesanales, que exigen asociarse con privados para hacer frente a la caída en los precios de los metales.
El presidente boliviano calificó de «conspiración política» el secuestro y asesinato a golpes del viceministro de Régimen Interior, Rodolfo Illanes, ocurrido el jueves en la localidad de Panduro, 130 kilómetros al sur de La Paz, adonde el funcionario había acudido pocas horas antes para intentar dialogar con los mineros luego de tres días de cortes de rutas, que dejaron dos manifestantes muertos en choques con la policía.
Su cuerpo fue abandonado envuelto en una frazada cerca de la ruta Oruro-La Paz. «La causa de la muerte fue derrame cerebral, traumatismo cerebral y torácico. También tenía las costillas fracturadas. Fue una escena muy dura, hubo una flagelación», dijo el fiscal de La Paz, Edwin Blanco.
En tanto, el presidente responsabilizó a la oposición por la muerte. «Esto no es una reivindicación social», dijo Evo. «Los opositores respaldan» la demanda de los mineros. «La muerte del hermano viceministro es una actitud cobarde. Fue secuestrado, torturado y asesinado», agregó.
Siete dirigentes mineros ya fueron detenidos por la policía en un allanamiento en sus oficinas, y el procurador general del Estado, Héctor Arce, señaló que a los asesinos les espera una condena de 30 años de cárcel.
Los miles de mineros movilizados producen principalmente zinc, estaño, plata, concentrados de plomo y oro en cooperativas que ellos mismos administran con precaria tecnología y reducido capital. Suman más de 100.000 en todo el país y son muy influyentes por su gran poder de movilización y generación de empleo.
Uno de los principales líderes de la oposición, el empresario Samuel Doria Medina, rechazó las insinuaciones de Evo y dijo que el gobierno debería buscar la paz. «Los precios de los minerales bajaron y los costos de producción se incrementaron. Ese el origen de la protesta», señaló.
Por su parte, el ex presidente Jorge Quiroga (2001-2002), líder de la tercera fuerza política, sostuvo que «haría bien que Morales sea autocrítico y deje de lado falsas teorías de conspiración y de culpar a la derecha y a los medios de comunicación cuando el trasfondo de estas protestas es la crisis» del país.
Los mineros artesanales, asociados en cooperativas que ellos mismos administran, exigen al gobierno que les permita asociarse con capitales privados, reclaman acceso a nuevos yacimientos, se oponen a la sindicalización de la actividad y piden subsidios en la electricidad para hacer frente a la crisis en el sector.
Las cooperativas mineras gozan de ventajas tributarias y laborales y son consideradas por ley entidades no lucrativas, pese a que durante el auge de precios que finalizó en 2012 decenas acumularon riqueza.
Mientras duró el auge de los precios los mineros artesanales fueron aliados del gobierno y lograron incluso escaños en el Poder Legislativo, dominado por el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS). Pero la negativa oficial a permitir que se asocien con capitales privados los puso en pie de guerra.
Evo enfrenta además una creciente agitación social desde principios de año cuando la desaceleración comenzó a golpear a una economía basada en la exportación de gas natural y minerales, que representan poco más de 70% de las ventas al exterior. Los ingresos por exportaciones se redujeron en un tercio en el primer semestre.
El mes pasado el gobierno ya había afrontado protestas de la Central Obrera Boliviana (COB) luego del cierre de una fábrica estatal de textiles que dejó cesantes a más de 800 personas. Antes había tenido que sortear una larga protesta de discapacitados que reclamaban un aumento en sus subsidios estatales.
Según los analistas, la fortaleza política del presidente se vio mermada por las denuncias de corrupción que ensombrecen a su gobierno. En febrero pasado, Evo sufrió su primera derrota en las urnas en un referéndum sobre una eventual cuarta postulación a la presidencia después de que se hicieran públicas denuncias sobre presunto enriquecimiento ilícito, que lo comprometen a él y a una antigua pareja.
Luego de la fuerte conmoción provocada por la muerte de Illanes, las rutas de la zona amanecieron despejadas, los dirigentes mineros se replegaron a sus campamentos y no respondieron las llamadas de la prensa.