En el marco de la pandemia por el Covid – 19, Aerolíneas Argentinas programó una serie de vuelos a China que contó con el compromiso de autoridades y trabajadores, con la finalidad de reforzar con insumos y materiales médicos el sistema sanitario.
Analía Fronti (42), vecina de Morón, formó parte del primer viaje, que salió el 15 de abril. En esas 62 horas de vuelo, con una escala en Nueva Zelanda donde cargaron combustible, hubo 18 personas; Analía fue la única mujer en ese equipo compuesto por 12 pilotos, 4 personal técnico, 1 personal de carga y la despachante.
En diálogo con Guía de Noticias contó que trabaja en Aerolíneas Argentinas hace 13 años y fue también la primera coordinadora mujer del Centro de Control de Operaciones. “A lo rutinario no le encuentro sentido y no lo puedo disfrutar, por eso busco cambios”, reveló.
Consultada por la decisión de ser parte de esta experiencia inédita (y voluntaria), mencionó, “tomé esta decisión porque amo la adrenalina y lo vinculado con lo social. Quise colaborar desde otro lugar”, y añadió que “cuando una conecta con su misión, las cosas fluyen, no pasan por el plano mental”.
Difícil pasar por alto en este contexto el factor miedo, pero la despachante sale airosa: “Respecto a la pandemia, obvio que tomo los recaudos, pero nunca consideré que el Covid – 19 fuera una posibilidad para mí. No me quise arrojar al miedo, que paraliza. Soy conciente de que el virus tiene consecuencias, pero no me voy a dejar abarcar por un miedo paralizante”.
Destacó que en Shangai permanecieron seis horas. “Estábamos estacionados en una posición remota del aeropuerto”, dijo, y aclaró que la convivencia de la tripulación esos dos días y medio “fue impecable, son personas hermosas”, “lo viví con mucha emoción y responsabilidad”, comentó.
Ese vuelo inaugural trajo 13 toneladas de insumos, destinados mayormente para la Provincia: “Era una carga muy voluminosa, lo que nos invitaba a repensar el trabajo”. No entraba todo en las bodegas, como ocurre regularmente, entonces hubo que ver dónde colocarla. “Mi función fue decirle a los chinos cómo cargar a mano las cajas en el interior del avión”, indicó, y agregó, “tuve que establecer un peso por línea de asientos (243 asientos en total) para balancear el avión. Sin contar las dificultades culturales, el único que hablaba inglés era el supervisor”.
El cuerpo sintió el esfuerzo. “Salimos un miércoles y volvimos el sábado. Estaba muy mareada, por el cambio de presiones. Y me tomó unos tres días volver a la normalidad”, repasó Analía, quien ya adelantó, “me puse a disposición nuevamente”. Al momento se realizaron cinco vuelos.
“Mi deseo es que sobren insumos. Sé que la gente del sistema sanitario hace un trabajo impecable”, expresó, y concluyó la charla con este portal con otro anhelo: “Que podamos entender que todo lo que pasa tiene un sentido, que cada uno tiene un rol, pero tenemos un mismo objetivo. Ahora somos todos uno”.