Catalina Riganti: «No somos políticos tradicionales»

Precandidata a concejal por ConVocación, la quintilliza concentra la atención de la naciente campaña. Su objetivo: la urbanización de las villas. Críticas a la gestión municipal.

Nació y a las pocas horas ya era foco de los flashes y las cámaras junto a sus cuatro hermanos. Hoy, a sus 25 años, Catalina Riganti vuelve a concentrar la atención del periodismo nacional con su postulación al Concejo Deliberante de San Isidro. En el bunker de ConVocación, sus compañeros y dirigentes no están celosos de su fama. Más aún, celebran que «nunca tuvimos tanta prensa», pero internamente la reconocen como más que un apellido conocido.

Riganti firmó como precandidata a concejal en la nómina del partido vecinal ConVocación por San Isidro. Tras una elección interna, realizada por internet, los vecinos la eligieron en segundo lugar en la lista, detrás del actual presidente de bancada, Manuel Abella Nazar.

Por su parte, ante quienes cuestionan su capacidad debido a su juventud responde: «¿Estamos midiendo la edad o la experiencia? Calle tengo y la sigo adquiriendo día a día». Ya a los 17 años se involucró con el activismo solidario a través de la organización Techo. Construyó viviendas en todo el país y Latinoamérica.

Licenciada en Relaciones Públicas, trabajaba en la comunicación de empresas farmacéuticas, pero a su vez destinaba importancia a la solidaridad, hasta que este activismo se volvió su prioridad y renunció a su puesto laboral. «El click lo hice cuando daba clases de inglés en un asentamiento en Colombia. Me resultó triste ver que en cualquier ciudad de Latinoamérica las carencias son las mismas», reveló a Guía de Noticias.

Hoy, Riganti es coordinadora de voluntariado en la fuerza política vecinal. Se encarga de que las personas se sumen a espacios como equipos técnicos de especialistas que debaten iniciativas que pasan al Concejo Deliberante, o a actividades ambientales como limpiar la costa del Río de la Plata.

Pero, su gran preocupación es lograr la urbanización de los asentamientos precarios que se enclavan en San Isidro. «Vivo a cuatro cuadras de La Cava, y en  2011 me metí y estaba parada en mí misma calle pero dentro de otra realidad. Hice un click y me propuse trabajar por los asentamientos y enfocarme en lo local». Por eso se mueve «visitando los barrios, relevando las necesidades de los vecinos y estudiando modelos de otras ciudades que solucionaron el acceso a la vivienda digna».

«En nuestro distrito hay 16 villas, que ya dejaron de ser de emergencia porque están hace 50 años. Componen el 10% de la población, 30 mil personas. Esto es muy triste, más sabiendo los recursos con los que cuenta el municipio», lamenta. Para este fin, la precandidata promueve un proyecto para que la Comuna destine el 5% de sus fondos en construcción de viviendas sociales. «Podemos empezar con apertura de calles y servicios básicos», propone.

«Los políticos tradicionales como la familia Posse no planifican a más de cuatro años, o incluso dos», diagnostica. «No quieren dejar nada que pueda llegar a verse terminado en un futura gestión, solo emparchan. Pero nosotros no somos políticos tradicionales».

¿Antes tenías prejuicios sobre la política?

Los mismos que todos, que no es transparente, es deshonesta, es sucia. Pero me pregunté por qué no se puede cambiar la política, por qué no puede haber gente honesta. No nos podemos quejar de algo si no hacemos nada para que cambie. O sea, o me quejo de la política, o me meto en ella y la transformo. Esta última fue mi elección y cada día descubro que no es la política la turbia sino los políticos.

¿Por qué te involucraste con el vecinalismo?

Porque no sólo prioriza lo local, sino que no estamos atados a banderas nacionales, no tenemos  bajada de línea y hay mucho pluralismo dentro del partido. Sobre la realidad nacional, cada uno tiene sus ideas, pero a nivel local estamos todos por San Isidro. Por otro lado encontré gente joven y predispuesta, algunos vienen del voluntariado, la misión, de diferentes ambientes que pueden ir adelante por una causa común. También a concejales como Manuel Abella y Marcos Hilding-Ohlsson, que me guiaron y me enseñaron. Y que en el año que no hay elecciones salimos a la calle igual, todos los días. Somos políticos distintos y la gente lo empieza a reconocer. A los vecinos los escuchamos y les pedimos que se involucren.