Cerraron las listas y nos preguntamos cómo está la paridad de género en la Argentina. Hablamos con Lucía Chicatún, licenciada en Relaciones Internacionales y maestranda en Administración y Políticas Públicas. Actualmente es directora del Programa Liderazgo Político y Social para Mujeres de la Universidad Católica Argentina y asesora en temas de género en la Legislatura de la provincia de Buenos Aires.

¿Cuál es el recorrido histórico y legal de la paridad de género en la Argentina? ¿Todas las provincias cuentan con ley de paridad?

Me parece importante ir un paso más atrás en la historia de los derechos políticos de las mujeres y poner como punto de partida que en 1991 Argentina fue el primer país en el mundo en sancionar una ley de cuotas. A partir de ahí se dio una lógica de cascada en todas las provincias, que entre 1991 y 2012, que fue la última, sancionaron sus leyes de cuotas que establecían que por lo menos un 30 por ciento de las listas tenían que estar conformadas por mujeres. Comento esto en base a la paridad porque estas leyes de cuotas dieron pie a que tres provincias como Santiago del Estero, Córdoba y Río Negro, dentro de esta implementación, hagan leyes de paridad y no de cuotas.
Esto se anticipó a lo que fue la ley de paridad tanto a nivel regional, que se dio a partir de 2007 con el Consenso de Quito, donde diferentes países de América Latina empezaron a sancionar sus leyes de paridad. Finalmente, la ley de paridad en la Argentina a nivel nacional se sancionó en el año 2017. Esto quiere decir que en todas las listas tiene que haber una alternancia y secuencialidad de los diferentes géneros para su conformación. Es decir, varón, mujer o mujer, varón, y así sucesivamente. En cuanto a si todas las provincias tienen leyes de paridad, actualmente todas las provincias menos tres, faltan Tierra del Fuego, Corrientes y Tucumán.

La representación en las bancas está, ahora, ¿es una representación real de los derechos de las mujeres?

Actualmente, tenemos una representación en el Congreso Nacional de un 42 por ciento de mujeres en la Cámara de Diputados y casi un 39 por ciento en la Cámara de Senadores. En Buenos Aires tenemos casi paritaria con un 48 por ciento de mujeres y Cámara de Senadores un 43 por ciento. Respecto a la representación real de los derechos, acá me gustaría distinguir algo. Cuando decimos la representación de los derechos de las mujeres, cada una habla de diferentes lugares, el lugar que tengo yo como mujer tal vez no es el mismo que el tuyo o de otras mujeres. Por lo cual, en general las investigaciones y en la literatura que trabaja sobre la representación sustantiva de las mujeres, pone en discusión el tema de los intereses o derechos de las mujeres.
A veces es difícil hablar de un único interés de las mujeres o una única forma de representar esos intereses. Considero que hay una agenda consensuada tanto a nivel internacional, muchas veces las plataformas que se abren de los organismos internacionales después llegan a los países. Los países las incorporan y las empiezan a incorporar en su legislación, con lo cual hay legislación sobre protección de las mujeres contra las violencias, el derecho al cuidado, el derecho a acceder a los puestos de decisión. En eso sí vamos avanzando. Argentina es pionera en otorgar derechos a las mujeres y estamos a la vanguardia. Pero por otro lado, pienso que algunos derechos y la representación de algunos de ellos todavía quedan pendientes.

¿Qué pasa cuando una mujer que ocupa una banca decide dejarla? ¿Ingresa la persona que le sigue en la lista, que en este caso sería un varón, u otra mujer?

Esto que me preguntás genera algunos problemas o paradojas en nuestro sistema electoral. Por un lado, a nivel nacional hay una forma de reemplazar que es por persona del mismo género del que sale. Es decir, si pide licencia una mujer asume la mujer que sigue en la lista. Tal vez, en la lista sigue un varón, pero va a asumir la mujer que le sigue y viceversa. En el caso de la provincia de Buenos Aires, el artículo 122 del Código Electoral establece que los reemplazos se dan por corrimiento. Se va un varón o una mujer no importa, va a asumir la persona que le sigue en la lista, la que quedó porque no fue elegida por la cantidad de votos o en el caso, que sería muy difícil, el primer suplente. Esto genera algunos problemas en cuanto a la representación o el acceso de las mujeres.
Por un lado, en los casos de Buenos Aires que se da este corrimiento puede suceder esto de nombrar mujeres para cumplir con la paridad, para decir tenemos una y uno y que la Junta Electoral apruebe para después pedir que tomen licencia o incluso pedir renuncias para que asuma el varón que sigue en la lista. Por otro lado, a nivel nacional con esto de reemplazar género por género, sucede algo que es por lo general cuando asume un nuevo oficialismo, lo vimos ahora cuando asumió Alberto (Fernández), que algunos legisladores van al Ejecutivo como ministros. En este caso sabemos que los gabinetes por lo general están compuestos en su mayoría por varones. Entonces en este caso dejaría el lugar un varón, pero también asumiría un varón. Un poco lo que se está buscando que todavía no se solucionó pero hay bastantes proyectos presentados en el Congreso y también en la Legislatura de la provincia de Buenos Aires, es establecer formas de reemplazo que respeten la paridad.
Cuando se va a establecer un reemplazo, ya sea por destitución, por muerte, por renuncia, por licencia o por el motivo que sea, ver cómo está compuesto en ese momento el Congreso o la Cámara de la cual toma licencia esa persona y en ese caso ver cuál es el género que está en desventaja. Hubo otros proyectos que hacen mención a que asumen mujeres hasta tanto se complete la paridad, porque en ningún caso se da que haya más mujeres que varones.

En Argentina tenemos mujeres como Cristina Fernández y María Eugenia Vidal que llegaron a puestos de decisión política, ¿cuánto hicieron ellas, antes de llegar a esos puestos, por el feminismo? ¿Qué pasa con sus políticas públicas?

No me gusta criticar esto, porque pareciera que las mujeres, encima de ser mujer, tenemos la doble vara. Cuando pienso, ¿qué es el feminismo o cómo es el feminismo?, me gusta la definición que da Diana Maffía y que ella dice de antemano que esto incluye a varones y mujeres. Dice, «el feminismo es la aceptación de tres principios: que las mujeres están peor que los varones, que esto no es justo y que hay que hacer algo por esto para impedirlo o evitarlo”. Entonces, en esa concepción creo que entramos varones y mujeres. Obviamente, cuando las mujeres que somos unas recién llegadas en la política se nos mira y se piensa, «la primera mujer electa Presidenta de la Argentina va a hacer un montón de políticas para mujeres». Primero, hay que ver qué permite el contexto y también qué es lo que trae esa persona.
Cristina y María Eugenia compartieron dos características cuando llegaron al poder y fue que no contaban con una militancia previa en el movimiento feminista y que tuvieron muy pocas mujeres en sus gabinetes. En cuanto a la forma de liderar creo que mostraron características muy distintas, Cristina con un liderazgo mucho más fuerte que tal vez podríamos estereotipar como «liderazgo masculino» y María Eugenia con una imagen más empática y conciliadora, que es lo que usualmente se adjudica al liderazgo femenino.

Muchas veces se escucha decir que las mujeres que llegan a puestos de decisión tienen que «masculinizarse», ¿qué pensás sobre eso?

La incorporación de mujeres en la política genera mayor espacio para la diversidad. Cuando dejamos afuera a las mujeres del liderazgo, dejamos afuera al 50 por ciento de la población. Si tuviéramos que armar un equipo, de lo que sea, estamos dejando la mitad de los posibles candidatos y candidatas afuera, nos estamos perdiendo de la mitad del talento. Con esto apunto a que hay mujeres diversas, no es que todas las mujeres van a liderar de una manera, todos los varones tampoco lideran de la misma manera. El último reporte del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) de perspectivas de desarrollo humano, trajo que el mundo sigue opinando que los mejores líderes son los varones. De esta manera es difícil no reproducir esos liderazgos masculinos, porque la gente sigue viendo a los varones como los únicos posibles líderes.
Virginia García Beaudoux, una psicóloga que trabaja mucho sobre el liderazgo de las mujeres, hace mención a que existe un sesgo inconsciente de género. Pensar el liderazgo asociado culturalmente a lo que definimos como atributos masculinos: la ambición, la racionalidad, la capacidad de dirigir. Estas características perfectamente podrían tenerlas las mujeres. Es verdad que las mujeres somos socializadas, porque vivimos en una sociedad patriarcal, de una forma muy distinta que los varones y tendemos a traer, cuando llegamos a ciertos lugares de poder, esas formas de sociabilización que tenemos. Hablamos de cuidado, tenemos una tendencia a tener más contacto con el cuidado ya desde que somos chicas que nos enseñan a cuidar al muñeco bebé o la capacidad de diálogo, o la escucha, o la empatía. Me gusta pensar que vamos a un liderazgo en el cual tanto varones como mujeres podemos tomar lo mejor de los dos tipos de liderazgo. Que un varón pueda ser empático como una mujer, que todos necesitamos tener capacidad de escucha para poder liderar y que no tengamos liderazgos autoritarios. Que una mujer pueda ser igualmente ambiciosa que un varón y que no sea criticada por ello.

¿Qué cambios legales y sociales pensás que se tienen que dar para que haya una verdadera paridad?

Cambios legales todavía queda bastante por hacer por la paridad. Todavía vemos que las listas las encabezan los varones. Siempre que se puede terminan prevaleciendo los varones. San Luis, para poner el ejemplo de una buena práctica en cuanto a la paridad, cuando sancionó su ley de paridad en 2020, dentro de las disposiciones transitorias, establece un artículo que dice que para las renovaciones de 2021 y 2023, las listas tienen que estar encabezadas por mujeres. Esto podría ser una forma. Podríamos pensar en el rotamiento del encabezamiento, un año las listas tienen que estar encabezadas por varones y a los otros dos años por mujeres y así sucesivamente. Esa es una opción. Por otro lado, me parece importante empezar a hablar, y también hay proyectos sobre esto, de la paridad horizontal o de la paridad territorial. Todavía el acceso de las mujeres a los poderes ejecutivos subnacionales y locales, en las intendencias y en las gobernaciones, es muy baja. Para romper con esa lógica se habla de paridad horizontal o paridad territorial.
En la provincia de Buenos Aires hay 135 municipios, se debería decir, «en las próximas elecciones la mitad de los municipios tienen que tener candidatas mujeres». Si yo soy un partido político que va a tener candidatos en los 135 municipios, en la mitad tengo que poner mujeres. Esto ya se implementó en México, este año hubo elecciones y se estableció que de las 15 gubernaturas que se renovaban la mitad tenían que estar ocupadas por mujeres. Esto es otra opción y otro cambio legal que puede suceder. Por otro lado, pensar en la paridad en otros poderes, en la Justicia, en otros espacios. Este año se dio el tema de la paridad en la comunicación y en otros ámbitos donde hay baja representación de las mujeres.