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Victoria pírrica para el presidente Javier Milei en el Senado, pero que anticipa la ratificación de su programa económico. El mandatario anarcocapitalista obtuvo su primera ley en el Congreso -ahora debe regresar a Diputados-, lo que redunda en un espaldarazo político a la marcha de su gestión.

Son horas más amables para Milei: a la aprobación de las Bases, el FMI se reunirá hoy para acompañar la revisión del acuerdo y desembolsar 800 millones de dólares, el Banco Popular de China renovó por un año el swap, la licitación del Tesoro resultó afirmativa y el dólar se mantuvo tranquilo. Hubo sí una llamada de atención: la calificadora de riesgo Fitch le asignó a la Argentina una nota en ‘CC’, esto es, que “una reestructuración de bonos u otro evento de incumplimiento de algún tipo parece probable en los próximos años”.

Cuestiones tan sensibles como las facultades delegadas, el Régimen a las Grandes Inversiones (RIGI) y hasta la posibilidad del blanqueo, parecen ser mojones exitosos en la voluntad del primer mandatario para avanzar en la desregulación de la economía y el desarme del Estado. Sin embargo, si el Gobierno pudiese elegir una derivación para las próximas horas, esa sería la posibilidad de que el precio de la deuda soberana trepe en los mercados y el riesgo país pueda descender a la zona de los 1.000 puntos básicos.

Con una mirada netamente cortoplacista, poco parece cambiar de aquí en adelante para las necesidades que enfrenta la administración Milei.

La apuesta de Luis Caputo es alcanzar la refinanciación de la deuda que hoy carga el Tesoro (y que fue absorbiendo del BCRA) y para ello necesita que la cotización de los bonos suba lo suficiente para que el riesgo país retroceda y poder así avanzar en esa roll-over. Es una carrera contrarreloj: Caputo apuesta a llegar antes a un riesgo país en la zona de los 700 puntos básicos que le permita refinanciar la deuda del Tesoro antes que, en la mirada del “mercado”, el cálculo arroja una posible reestructuración.

Para la Casa Rosada es importante el blanqueo que se trató en el Senado. También lo es el RIGI. Las inversiones son la única apuesta del presidente Milei para mover la economía, pero también para sumar divisas. No habrá estímulo al consumo, tampoco gasto público para conducir el ciclo. Y la recesión parece ser un verdadero lastre en esa materia.

Con todo, los controles cambiarios lucen aún como una verdadera barrera. La victoria en el Senado no resuelve este problema. De nuevo, el Gobierno necesita dólares frescos.

En el mientras tanto, y bajo el lema de “limpiar los pasivos del BCRA”, el Gobierno licitó Letras del Tesoro que pagan tasas de interés, en plazos cortos. Adjudicó 5,4 billones de pesos en la licitación de LECAP, tras recibir ofertas por un total de 16,4 billones. El proceso de tasa real negativa llegó a su fin, tal como lo pedía el FMI. De esta manera, para el Gobierno, se da por finalizado el proceso de “licuación” de stocks.

Hay que señalar que la contrapartida para los próximos 10 meses es que se registran vencimientos por más de 45 billones, casi 35.000 millones de dólares.