Conocido de toda la vida con el actual intendente por amistades entre sus respectivos padres, el concejal de Cambiemos Fernando Ramos fue de los primeros en apostar por la candidatura de Valenzuela. Confiesa que en 2014, mientras todavía formaba parte del Frente Amplio Progresista, «nos volvimos a encontrar con Diego y vimos que teníamos muchas ideas en común».
Hoy, a casi dos años del comienzo de la gestión que cortó con 24 años de curtismo, el edil considera que «el intendente se convirtió en un líder político, por la fuerza de su capacidad, por saber armar un equipo, dar un rol a cada uno para que se cumpla de la mejor manera. Pasó de ser un buen candidato a ser un buen líder».
¿Siente que se subestimaba al intendente?
No a Diego particularmente, sino a una forma distinta de hacer política. Entre el gobierno anterior de Tres de Febrero y el actual hay una concepción diferente de la política. Es que de tanto tiempo de gobernar un mismo partido se confundió la política partidaria con la gestión municipal. Hoy no existe más esa confusión. Está claro que a Diego le toca ser mandatario, a mí concejal, pero no hacemos partidismo político, sino gestión de gobierno.
Pero, más allá de subestimar una forma diferente de la política, ¿se minimizó el liderazgo de Valenzuela?
¿Cómo sabés si alguien va a ser un buen intendente antes de que asuma? En la cancha se ven los pingos. Creo que todos veíamos que era posible, resultó posible, muy bueno, y la gente se animó a cambiar. Por ejemplo, muchos empleados municipales miraban con recelo al nuevo gobierno, pero hoy están pasando a planta permanente y la sintonía entre la gestión municipal y el sindicato es muy buena.
Una de las muestras más fuertes de conducción es el armado de las listas de concejales. Valenzuela marcó la cancha internamente.
La lista está compuesta por gente que no tuvo oportunidad antes en el Concejo. Es impensado que candidatos con este perfil y sin historia de militancia tengan posibilidad de ser concejal en otro partido político. Les estamos dando oportunidad a muchas personas que querían participar y no encontraban el canal. Son vecinos, con buena voluntad y capacidad. Y representan una renovación, y un incentivo para todos. Quien hace las cosas bien tiene oportunidad de crecer.
EL PRESENTE Y EL FUTURO
Tras dos mandatos, Fernando Ramos es uno de los concejales que acumula mayor experiencia en el Deliberante de Tres de Febrero. Pero, convencido de que «las personas no deben estar más de dos mandatos en un cargo», a partir de diciembre no ocupará más su banca. En 2009 ingresó como representante de Nuevo Encuentro (agrupación que no estaba alineada aún con los K) y reeligió en 2013 como parte del Frente Progresista.
Sin embargo, este abogado proveniente de una familia radical, es una de las personas que más acompañaron a Diego Valenzuela en su carrera política, y se espera que pueda pasar a un cargo en el Departamento Ejecutivo. No se anima a confirmar nada sobre su futuro, sólo afirma que «sin duda voy a seguir formando parte de este espacio desde el lugar que me toque».
¿Siente que es uno de los hombres de confianza del intendente?
La confianza se construye con el trabajo. Lo podría haber apoyado y después haber sido un chanta. Tengo la confianza plena en él. Me siento tranquilo de trabajar en un lugar verdaderamente cercano al vecino, para que viva mejor.
EL TRABAJO EN EL HCD
Cambiemos se convirtió en oficialismo siendo minoría. De todos modos, Ramos opina que durante 2016 el saldo fue positivo «porque sacamos muchas Ordenanzas importantes».
Pero, este año no se pudo ni debatir la Rendición de Cuentas…
Algunos no quisieron debatir sobre los gastos que ellos habían votado. Pero ahí metió la cola la política, porque la Rendición en el Concejo Deliberante no tiene que ver con lo formal, con la confección de una factura, sino con la ejecución de un presupuesto. Y sobre todo, con una idea política, si uno está de acuerdo con lo ejecutado o con lo que no se hizo.
En diciembre termina su mandato, ¿queda algo en el tintero?
Siempre hay cosas por hacer. En rigor de verdad, me voy con la satisfacción de haber intentado lo que tenía ganas. Decir que uno cumplió lo que quería hacer no necesariamente es posible porque se trabaja en un cuerpo colegiado donde hay que aprender a convivir. Por eso haber logrado algo, es haber logrado mucho.