El ex presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva aseguró que no teme a la Justicia y que se sintió como un prisionero, luego de haber sido trasladado por la policía para prestar declaraciones por el fraude a Petrobras.
«Me sentí prisionero, rehén en mi propio país», dijo Lula desde la sede nacional del Partido de los Trabajadores (PT) en Sao Paulo, tras haber brindado su testimonio ante la policía federal en el aeropuerto de Congonhas. «Si querían escucharme sólo tenían que llamarme que yo iba, porque no debo y no temo (a la Justicia)», sostuvo.
El ex mandatario de izquierda, quien estuvo al frente de Brasil de 2003 a 2010, calificó el allanamiento de su domicilio por parte de la policía este viernes y su traslado coercitivo a declarar bajo sospecha que se benefició del megafraude a Petrobras como «un show mediático» y «un espectáculo de pirotecnia».
Los fiscales «encendieron en mí la llama. ¡La lucha continúa!», sostuvo Lula y denunció asimismo el intento de «criminalizar al Partido de los Trabajadores». Hoy en Brasil, «ser amigo de Lula es algo criminal», se quejó.
Según indica AFP, en el centro de Sao Paulo, decenas de partidarios del ex presidente agitaban banderas rojas del PT y carteles de apoyo a Lula. «¡No habrá golpe!», gritaban algunos.»Si se mete con Lula se mete conmigo», era una de las frases escritas en las pancartas que portaban los manifestantes.
Los fiscales que investigan a Lula detallaron sus principales sospechas de «posibles crímenes de corrupción y lavado de dinero» contra el ex mandatario, una de las figuras políticas más importantes de América Latina.
«Lula, además de líder partidario, era el responsable final de la decisión de quiénes serían los directores de Petrobras y fue uno de los principales beneficiarios de los delitos. De hecho, surgieron evidencias de que los crímenes lo enriquecieron y financiaron campañas electorales y la caja de su fuerza política», dijo la fiscalía de Paraná en un comunicado.