El 30 de octubre de 1983 triunfó la fórmula de la Unión Cívica Radical (UCR), compuesta por Raúl Alfonsín y Víctor Martínez, que se impuso sobre la del peronismo que integraban Ítalo Lúder y Deolindo Felipe Bittel. La UCR obtuvo casi 52% de los votos – en ese entonces, las mesas no eran mixtas – y ganó la Presidencia. Asumieron formalmente, tras siete años de dictadura cívico militar, a partir del 10 de diciembre.
La participación en esa elección fue masiva y cientos de miles de personas salieron a las calles de todo el país a festejar. Solo en el Obelisco de Buenos Aires se juntaron un millón y medio de personas.
Ese histórico 30 de octubre, que se convertiría en el Día de la Restauración de la Democracia, Alfonsín dijo: “Es necesario, absolutamente necesario, que todos comprendamos que este día en el que inauguramos una etapa nueva en la Argentina, inauguramos un largo período de paz, de prosperidad y de respeto por la dignidad del hombre y de los argentinos. Este día en que recibimos el saludo alborozado de las democracias del mundo y muy particularmente de las democracias de los países de América Latina, como la de Uruguay, la de Paraguay. Este día debe ser reconocido por los argentinos, como el día de todos. Acá hemos ido a una elección, hemos ganado, pero no hemos derrotado a nadie, porque todos recuperamos nuestros derechos”.
A las 18 horas, los canales de televisión abrieron sus transmisiones. En ATC, Roberto Maidana y Mónica Gutiérrez, entre otros periodistas, se disponían a encabezar una transmisión de casi 12 horas. Después hubo que esperar bastante para saber los resultados de las primeras mesas. El centro de cómputos se instaló en el Centro Cultural San Martín, un lugar que, poco después, volvería a ser sede de una instancia vital para la democracia argentina y su consolidación: allí durante 280 días funcionó la Comisión Nación sobre Desaparición de Personas (CONADEP).
Alfonsín, su familia, parte de su equipo y el candidato a vicepresidente, Víctor Martínez, recién arribado de Córdoba donde había votado, se instalaron en Boulogne, en la quinta del empresario Alfredo Odorisio. El nuevo presidente decidió ir a la Casa Radical, a la sede de su partido, en donde se había congregado una multitud.
Al día siguiente, Lúder visitó a Alfonsín y lo felicitó por su victoria. El radical le hizo una generosa oferta: ser presidente de la Corte Suprema. Lúder declinó la propuesta, pero sugirió el nombre de Enrique Petracchi.
Con el retorno de la democracia, la cultura vivió un momento único y muchos artistas e intelectuales comenzaron a volver del exilio. Y el cine estrenaba películas contextualizadas históricamente, como La historia oficial, de Luis Puenzo, ganadora del Premio Oscar a la Mejor Película Extranjera en 1985.