Un 8 de marzo de 1984, varias agrupaciones feministas se juntaron en la Plaza Dos Congresos para exigir, por primera vez, que el aborto sea legal en Argentina, 36 años después ese deseo se hizo realidad.
La madrugada del 30 de diciembre de 2020 quedará marcada en la historia de nuestro país como el momento en que las personas gestantes lograron ampliar sus derechos, para poder decidir sobre sus propios cuerpos y así vivir en una sociedad más justa.
Con 38 votos positivos, 29 negativos y una abstención, la Cámara de Senadores votó a favor del proyecto más conocido como “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal, seguro y gratuito para no morir”.
Con una diferencia más amplia de la que se esperaba, Argentina se convirtió en uno de los pocos países latinoamericanos en sancionar esta ley junto a Uruguay, Cuba, Guayana, Guayana francesa y Puerto Rico.
En cuanto a la interrupción voluntaria del embarazo, el proyecto establece que se podrá abortar hasta la semana 14 inclusive, lxs menores de 13 deberán estar con un adulto a cargo y se deberá garantizar la cobertura integral del método en todos los establecimientos de salud, tanto públicos como privados.
Respecto a la objeción de conciencia, el personal tiene derecho a ejercerlo, aunque deberá derivar a otro profesional para que la práctica se realice de todas formas. Lo que no podrán es negarse a la atención luego de un aborto.
Este reclamo interpela transversalmente a todos los sectores de la política, la cultura y la sociedad. Que hoy sea ley significa la conquista de un movimiento que puso el cuerpo durante años para que la ampliación de derechos sea una realidad.