La Cámara de Diputados de Brasil se pronunció el domingo por la apertura de un juicio de destitución de la presidenta Dilma Rousseff, que de ser ratificada por el Senado podría sacarla en pocas semanas del poder. El Sí al impeachment recogió los 342 votos necesarios (dos tercios del total) para aprobar la moción de destitución, cuando el No obtenía 135 y faltaban por votar 35 legisladores.
A minutos de iniciar la votación en la Cámara una simple consigna definía la esencia del juicio político contra la presidenta: “Chau querida”. La sucesión de discursos, pronunciados entre las 14 y las 17 horas, indicaban que si la jefa de Estado es separada del Poder, no lo será por corrupción sino por su “incapacidad para gobernar”, y porque presuntamente es ella quien “hunde la economía del país”. Ni siquiera la justificación formal del impeachment – las irregularidades fiscales – es enarbolada por los parlamentarios, salvo por el líder del bloque socialdemócrata Antonio Imbassahy, quien mencionó las “pedaleadas” como un gran delito cometido por la presidenta brasileña.
La votación se realiza llamando a los diputados por cada estado provincial. Arrancó por el norteño Roraima (en el límite con Venezuela) y luego siguió por Río Grande del Sur. Lo que llama la atención es que lo único que unifica a quienes votan a favor de apartar a Dilma es la “convicción” de que ella “perdió credibilidad y por lo tanto condiciones de gobernabilidad”.
Más temprano, diputados de ambos bloques: los pro y los contra impeachment, protagonizaron un enfrentamiento casi cuerpo a cuerpo dentro del Salón Verde de esta Cámara, un gigantesco vestíbulo que antecede el plenario. Unos gritaban: “No va a haber golpe”, en alusión al juicio. Otros: “Impeachment ya”. No llegaron a las manos sólo porque los periodistas y camarógrafos quedaron en el medio de los dos bandos.
El presidente de la Cámara Baja, Eduardo Cunha, declaró la sesión abierta «sobre la protección de Dios y en nombre del pueblo brasileño», en medio de gritos de «Fuera Dilma», coreados por los promotores del proceso, y del «no habrá golpe» del oficialismo.
La votación se hace en forma nominal y cada uno de los 513 diputados es llamado a manifestarse frente a un micrófono, según un orden geográfico determinado por los 27 estados del país.
Esta sesión fue precedida por debates que comenzaron la mañana del viernes, se prolongaron en forma ininterrumpida durante casi 43 horas, en las que intervinieron 389 diputados.
EL ANTECEDENTE
Después de 24 años, Brasil puede volver a destituir un presidente. En 1992, el ex presidente Fernando Collor salió del gobierno tras sufrir un proceso de impeachment por corrupción.