Elizabeth Melo es de Mar del Plata, ciudad donde quiere dejar su huella. Hace años, a fuerza de perseverancia, pertenece al mundo del modelaje, pasión que combina con sus estudios avanzados de Psicología. En comunicación con Guía Sexus nos adelantó que proyecta unir ambas profesiones, con un fin social – inclusivo. Su cuenta en Instagram tiene casi 130 mil seguidorxs (@holasoyrubia), allí despliega toda su belleza, pero, definitivamente, Elizabeth escapa a los clichés.
“A los 18 años empecé a tocar puertas, estudié cursos de modelaje”, recuerda, y a pocas materias de recibirse de psicóloga asume que fue víctima de violencia simbólica, “hoy en día una sí puede detectarlas, como por ejemplo, ir a una escuela de modelos y que te hagan un constante aislamiento y una desacreditación por no representar los estereotipos que consideran que hay que cumplir”.
Hablanos sobre tu postura en contra de los cuerpos hegemónicos, siendo una persona que cumple con este tipo de cuerpo.
Aquí, en Mar del Plata, mi cuerpo no se considera hegemónico; mido 1.57 y la altura mínima para modelaje o promoción es de 1.65. Yo he sufrido la desacreditación y me descalificaron en la profesión por una cuestión genética. El camino no me fue fácil, desde que fui al primer casting me dijeron que tenía que reconocer mi altura. Yo nunca estuve del lado de la hegemonía, nunca me han considerado así por mi altura, además, genéticamente soy “pechugona” y eso no está bien visto, porque la modelo dentro del imaginario social, totalmente deshumanizante, la perciben como alguien que tiene que ser alta, sin grasa, atleta y también en la parte social, tiene que concurrir a ciertos lugares, manejarse en cierto círculo.
En Mar del Plata nunca me moví en los grupos de elite, primero porque nunca sintonicé con ese tipo de gente y segundo porque para ese status social no me daba la «nafta». No estoy dentro de la hegemonía aunque en mi Instagram parece que tengo cuerpo hegemónico.
¿Te desanimaron a seguir en el modelaje?
Sí, en los castings yo no quedé en ninguno. Me cansé de tocar puertas, hubo marcas que me rechazaron y otras no. En 2017, me propuse organizar un desfile porque estaba cansada e hice lo opuesto a lo que siempre se genera acá. Le pregunté a 22 chicas (que yo me había fijado que sean buenas personas, porque muchas veces compiten entre ellas) si querían hacerlo a beneficio para ayudar a dos comedores con alimentos no perecederos. La moda no es un ambiente inclusivo. Y en este desfile no importaba la altura, el peso o la edad.
¿Por qué decidiste modelar? ¿Tenés alguna influencia?
En primaria y en la secundaria sufrí bullying porque estudiaba mucho, siempre me gustó estudiar. Tomo un concepto de Alfred Adler, que es uno de mis psicoanalistas favoritos, de alguna manera traté de sobre compensar esta situación a través del modelaje. Me encontré en un mundo donde hay muchas chicas y debe haber miles de modelos en la ciudad y no se le da la oportunidad a todas y desde el principio es explícito, te dicen: “No todas van a formar parte del staff, van a estudiar, pero no les garantiza nada”. En vez de potenciar la actividad, de alguna manera subestiman al ingresante.
¿A qué crees que se debe tantxs seguidores en tus redes sociales?
Yo siempre digo que fue por tocar puertas, tuve oportunidades de hacer contratapa y fotos porque pregunté por castings, mandé mails. Me han llamado de diarios locales y nacionales, y empecé a tener las contratapas, eso generó que mucha gente empezó a buscarme en Instagram y a seguirme, yo los seguía a todos hasta que llegué al límite. Tuve un crecimiento bastante grande que no lo creía posible, particularmente porque no pertenezco a ciertas agencias ni grupos, pero eso atrajo a otro tipo de personas.
No niego que atraigo a mucho público masculino, pero si revisás los posteos te das cuenta de que el modelaje está buenísimo, pero no podría llamarlo mi pasión. Mi pasión es la Psicología; todo esto es un proceso etario, uno crece y entiende, yo me planteé, ahora de grande, cómo la gente puede nutrir su autoestima, su amor propio, no sólo en el modelaje, sino también en todos los aspectos de la vida.
Qué distinta sería la psiquis de cada uno si nos potenciáramos, nos entendiéramos y enseñáramos a potenciar al otro. Creo que estamos en una sociedad que cada vez menos potenciamos al otro, cada vez son más “líquidas” las relaciones, más fluctuantes y no hay solidez en los vínculos.
La pandemia también contribuye al distanciamiento físico y emocional…
Sí y cada vez se tiene menos en cuenta al otro, la virtualidad nos acercó y nos alejó al mismo tiempo; por ejemplo Tinder, es un catálogo y la persona se reduce a un objeto. Cada vez se pone menos atención a lo que es la persona, en esas aplicaciones descartás por la foto, por el prestigio tipo de vida que tiene. Yo creo que esta relación de mercado entra en todas las relaciones sociales, esto lo plantea también el sociólogo Zygmunt Bauman. Hay una falta de compromiso en las metas de las relaciones que tiene que ver con la cantidad de opciones que ofrecen las aplicaciones.
La tendencia del “fantasmeo” hace más ligero cortar un vínculo.
La actitud del ghosting es que cada vez hay menos responsabilidad a la que se llega en una relación, es como el “toco y me voy” y se desaparece de Whatsapp ya que no pasa a ser algo afectivo. Hoy, las relaciones de todo tipo cada vez tienen menos responsabilidad y menos empatía. El ghosting está naturalizado. Quienes queremos trabajar en el ámbito de lo social, tenemos un desafío de ver por qué pasa esto.
¿Crees que son las redes sociales que contribuyen con estas actitudes?
Existe una ilusión que genera estar atrás de una pantalla, hay gente que se anima a hacer o decir cosas que no haría cara a cara. Cuando la gente me encuentra en @holasoyrubia me dice que me imagina distinta, creo que por tener el Instagram de determinada manera, piensa que suelo concurrir a ciertos lugares o me codeo con cierto tipo de gente y utilizo otro tipo de léxico en una conversación; esa situación genera diferencia entre las expectativas y la realidad.
¿Qué reflexión hacés acerca de que una parte de la sociedad pondere el físico ante lo académico?
Trato de no ser tan pesimista, pero creo que hemos evolucionado a un vacío, cada vez importa más el envase porque el envase genera exhibición de prestigio y de nivel, y el contenido intelectual no sirve para nada.
Ahora esta percepción cambió un poco, se respeta la profesión, el empoderamiento femenino, la deconstrucción de género nos empoderó y perseguimos la idea que lo intelectual vale mucho más que el cuerpo, que es sólo un envase.
Peri estas cosas no se deconstruyen de un día para el otro, la gente todavía se hace tratamientos estéticos porque cree que no importa la formación académica sino el envase.
Se habla más de cuerpos hegemónicos que de cuerpos saludables. ¿Desde la Psicología se podría ayudar a que cada persona tenga su propio cuerpo saludable?
Totalmente. Como se sienta bien cada uno, sin importar las medidas o el peso. Ahora se habla mucho de que hay gente marcada por la gordofobia, pero creo que va más allá de eso, creo que hay gente atravesada por la crítica, sea flaca o gorda. No tiene que importar la altura, el peso, o los rasgos. Hay que llegar a un bienestar físico, que la persona se sienta bien y pueda satisfacer sus deseos y necesidades.
Muchas veces no es con mala intención, es algo cultural, pero hay que pensar antes de decirle algo sobre el físico a otra persona…
Lo tenemos naturalizado. El otro día un periodista subió en Facebook una foto de la revista Barbie de 1987 (que era para niñas) y hablaba sobre las dietas e incitaba a adelgazar y daba trucos para no engordar. Otro ejemplo es una canción de una tira de Cris Morena que dice: “Mira esa flaca, no tiene nada, mira ese gordo es un lechón”. Hay que hacer conciencia sobre eso, no está bueno opinar sobre el cuerpo de los demás. Lleva tiempo, es un proceso que no pasa de un día para el otro.
¿Te ves comprometida con determinadas causas?
Sí, yo me veo actuando, como agente de cambio en promoción y prevención de la salud mental. Al no estar recibida aún no estoy habilitada para hacer algunas cosas, pero hago auto revelaciones desde mi experiencia. Una vez recibida y cuando pueda ejercer, me imagino que voy a realizar charlas, generar cambios, generar organizaciones para impulsar a los demás. Gente sana hace una sociedad más sana, mucha gente ignora que la salud mental es importante.
En cuanto a los eventos que organizas, ¿cómo te manejas por el Covid?
La idea es conseguir en este verano. Y un proyecto con inclusión verdadera, que sea un circuito donde se pueda beneficiar a todos, a comedores, a chicas que quieran desfilar, y se generaría trabajo para todos a través de una perspectiva inclusiva que no sólo incluya modelaje, sino también artistas.
¿Qué aspiración tenés con la residencia de Psicología Laboral?
Mar del Plata es una ciudad con mucha desocupación y pensé en como tanta gente se debe sentir mal consigo misma o se rinde antes de la entrevista laboral y piensa que no la van a llamar, sintiéndose que no es competente, y está aislada del sistema económico y social. Entonces decidí esa residencia para ver cuál es el inconsciente dentro de la organización laboral, ver cómo la gente se toma las exigencias y los requisitos y, además, generar intervenciones para tener un espacio más saludable en el ámbito ocupacional. Esta residencia me va nutrir mucho de conocimientos que podrían ayudar a que en el futuro genere algún proyecto de intervención o charlas con mis experiencias de vida.