Intercambio de figuritas

Cambiemos firmó una tregua con el oficialismo de Ituzaingó. El primer gesto fue el acompañamiento al aumento de tasas. La visita de Vidal dejó mensajes para todos los gustos.

Dos cosas que saltan a simple vista: Ramiro Tagliaferro tomó a su cargo la conducción de Cambiemos en Ituzaingó, con el aval de la mesa chica del PRO bonaerense; y, además, en esta etapa hay un pacto de gobernabilidad con Alberto Descalzo que no responde sólo al aspecto institucional local.

En esa línea de análisis se inscriben dos hechos recientes del distrito. El viernes, en la Asamblea de Mayores Contribuyentes, el bloque Cambiemos acompañó al oficialismo con su proyecto de aumentar tasas en el orden del 37, 5 por ciento; en la preparatoria de la reforma Fiscal – Impositiva la historia fue bien diferente. La orden fue contundente, dicen, el que no prestaba su mano a favor de la gestión de Descalzo estaba afuera del espacio.

Un día después, la gobernadora María Eugenia Vidal visitó el Centro de Desarrollo Social La Torcacita. Estuvo a su lado el jefe comunal del FpV – PJ, con quien parece fumaron la pipa de la paz luego del encontronazo por la Policía Local, ocasión en la cual el ministro Ritondo lo dejó en jaque. La escoltaron en la actividad el intendente de Morón y el subsecretario de Asuntos Municipales, Alex Campbell.

Asimismo, la mandataria bonaerense blanqueó con una foto que circuló por todos lados quiénes son sus ediles en Ituzaingó: Gastón Di Castelnuovo, Ana De Benedetto, Julio Díaz y Carolina López. Estuvo también el jefe local de Pami, Gabriel Pozzuto. En cambio faltaron en ese evento el denunciado José Luis Sánchez y Sergio Crego, alineado con el incontrolable Osvaldo Marasco, y que según el medio Primer Plano, fue directamente echado del predio. Rodearon también a Vidal radicales y dirigentes del Partido Fe.

En Ituzaingó, Cambiemos fue hasta el momento un espacio político inorgánico, que bordeó todo el año el papelón y marcó poca presencia como oposición a un gobierno local que está en retirada. Y eso lo saben el PRO y el massismo, quienes pujan por la sucesión. La tarea de Tagliaferro es, de arranque, ordenar la tropa.

La tregua con Descalzo quizá deba entenderse en el marco de debilidad de Vidal en la Legislatura provincial, donde necesita algunas veces de los votos del FR y otras, de los peronistas. Por caso, la batalla actual pasa por sacar el Presupuesto 2017.  Otro dato: Descalzo no fue solo a La Torcacita, se dio una vuelta con el histórico legislador Horacio González.