ArteBlanca ReyGal: "Definitivamente, el porno puede llegar a ser educativo"

Blanca ReyGal: «Definitivamente, el porno puede llegar a ser educativo»

Blanca ReyGal vive en México es comunicóloga, productora audiovisual especializada en realización, edición y dirección de pornografía. En 2019 fundó Pornorama, una productora de porno independiente, alternativo y transfeminista.

¿Qué es Pornorama?

Es una productora independiente de pornografía. Somos mexicanas, producimos aquí en México. Es un proyecto de porno alternativo. Quiero llamarlo alternativo antes que cualquier otra cosa, antes que feminista o antes de todos aquellos adjetivos que nos han etiquetado y que nosotras nos etiquetamos. Somos alternativas porque hacemos un porno diferente, al menos con una visión principalmente cinematográfica, tratando de incluir valores cinematográficos a nuestras producciones, entre otras cosas. Buscamos expandir las concepciones del porno, tratamos de darle un nuevo concepto, de presentarles una opción más a las personas sobre el porno que se suele ver.

¿Quiénes forman parte del proyecto? ¿Cómo están distribuidas las tareas?

Somos dos chicas, Marta Moreno, que es la encargada de la cinefotografia, y yo. Ella hace todo lo relacionado con la cámara. Las dos estamos en la ciudad de México, ella en realidad es portuguesa, pero lleva años viviendo acá. Generalmente, somos nosotras solas, pero tal vez, en diferentes producciones, se nos unen algunas personas para ayudarnos. Yo me encargo de todo, administro las redes, el sitio, hago las relaciones públicas. Marta entra ya en el momento de acción, cuando es hora de producir, ella está ahí en la cámara. Finalmente, yo escribo las historias, las dirijo, las edito. Entre las dos hacemos procesos de postproducción, a la hora de producir es cuando entramos en conjunto las dos.

¿Cómo se inició Pornorama?

Soy una persona que le gustan mucho los festivales de cine, tanto trabajar en ellos, acudir y participar. Alguna vez me enteré que había una convocatoria para films eróticos, para el festival de Filadelfia, entonces me entusiasmé y dije, «Creo que puedo hacerlo sola, ser la actriz, también hacer cámara, poner la iluminación, pensar la historia y editar»; pero resultó más complicado. De esa semilla nació la idea. Después me enteré de la convocatoria que tiene Erika Lust, que es una directora porno de España, es sueca y reside en Barcelona. Ella tiene su propio imperio de porno feminista y hace convocatorias donde invita a mujeres a que codirijan films para su marca. Cualquier directora alrededor del mundo puede aplicar a esta convocatoria. Erika te produce una película. Te dice, «tomá el dinero, prodúcelo y ya». Me enteré de esa convocatoria y dije, «tengo que hacerlo. Ya inicié este proceso de iniciarme en el porno pues porque no ya irme a lo más grande en esta arena».
Este proceso de querer participar con Érika en realidad fue cuando fui empapándome más de todo esto del porno alternativo, o feminista, o queer. Se convirtió en algo que me apasiona y en lo que se convertiría en mi manera de activismo. Proponer algo más allá de lo que es el entretenimiento sexual, cinematográfico. A partir de allí fui involucrándome cada vez más y más, y más, en esto del porno. Encontré a Marta, nos encontramos, le conté sobre el proyecto y a partir de 2019 dijimos, «pues okey, produzcamos». Llamamos a una amiga y ella participó del primer cortometraje. Así inició poco a poco esta locura que se llama Pornorama. La idea nació por el 2016, pero ya concretar una producción fue en 2019.

¿Qué es para vos el porno en general y qué es el porno independiente, alternativo y transfeminista que hacen ustedes?

El porno general es sexo explícito mostrado ante la cámara. Principalmente es eso y a lo mejor lo reduzco mucho a eso. Reducir el acto sexual frente a una cámara. Con respecto al que hacemos nosotras es independiente porque nos manejamos ante nuestros propios intereses, no tratando de complacer a ninguna otra persona, empresa o institución. Es principalmente como darle nuestra visión y con nuestros propios medios, sean cuales sean, muchos o pocos. Alternativo porque queremos mostrar un porno que refleja estos valores cinematográficos, que muestra más allá que simplemente ver sexo ante la pantalla. Sí, por supuesto que queremos retratar el sexo, pero que no sea así como que nada más entras a ver el «mete y saca, y ya». Sino como algo más donde no haya violencia hacia la mujer y donde se incluye el placer de todes, no solamente el de la mujer sino de todas aquellas identidades de género que existen, de corporalidades. Eso es específicamente el porno que hacemos. Ahí es donde entra el transfeminismo, queriendo retratar todos los cuerpos que merecen ser retratados y no queriendo retratar sólo esa mirada del hombre cis heterosexual, que es prácticamente todo el porno que se hace.

¿Cómo es la relación con los actores y las actrices?

Lo que nos interesa es que los actores y las actrices se sientan en un espacio cómodo, de confianza con nosotras. Procuramos esa confianza ante nuestros colaboradores y el ambiente se aliviana y por lo tanto fluyen mejor las cosas entre el equipo y ante la cámara. Procuramos también que, sobre todo las historias, las personas se puedan sentir identificadas; empezando desde las actrices, que se sientan identificadas, que no se sientan ridículas o que no se sientan en el papel. Buscamos que sea una historia con la que la gente pueda fácilmente relacionarse. Entonces, teniendo esas dos cosas juntas, el crear el ambiente de confianza desde nosotras y tener una buena historia, y tener todo un plan de trabajo de cómo vamos a funcionar ese día, todo fluye súper bien.

En el porno que estamos acostumbradxs a consumir no hay historias, ustedes, ¿cuentan una?

En las primeras producciones que tenemos, que son «In My Chamber» y «Atardecer», son más sencillas las historias y es recargado más en lo visual de lo estético, de lo que vemos en el cuarto y lo que vemos ante la cámara. En la tercera producción, que sale este mes, ahí sí que cuento más una historia que pretendo que la gente se sienta identificada, como es en este encierro y todo lo que ha sucedido, porque es una historia en la que muchos podemos coincidir. Este encierro nos provoca, «bueno ya, quiero salir de esto», «quiero estallar», «quiero convivir con las personas sin estar pensando que algo malo pueda suceder de eso». Entonces, de ahí lo enfoque.
Es alguien que busca estallar en el sentido sexual y de ahí es la historia que salió. En resumen, creo que es importante, o por lo menos para mí es importante, que exista una historia en el porno que miramos porque ese contexto es parte de la riqueza de lo que vemos. Está también la parte de lo que complementa la experiencia sexual, «okey, vemos el acto sexual, pero también lo complementa todo el resto del contexto». Si, además, durante ese recorrido en el que nos muestran el contexto, visualmente nos atrapa, pues también es una experiencia completa sobre el mirar porno.


Hay una discusión sobre si al porno hay que tomarlo sólo como una ficción que condiciona a las personas, ¿qué postura tenés frente a esto?

Yo creo que, finalmente, el porno sirve como educación sexual, queramos o no, porque las personas llegan al porno sí o sí. Entonces, si al porno al que las personas sigan llegando va a ser el mismo, que se haga de la manera de siempre, pues a lo mejor por la misma razón es que las personas van a seguir teniendo la misma idea de cómo es el sexo. A lo mejor, para un hombre primerizo en el sexo, y que lleva experiencia en el porno, llega a su primera experiencia sexual y lo quiere hacer todo como lo ve en el porno. Entonces, precisamente, el que existan diferentes opciones de porno en la red es que estas nuevas generaciones, incluso las viejas, puedan aprender y desaprender todo lo que ya vieron. Aprender de una visión más realista, no completamente realista porque generalmente el porno siempre va a ser performance, pero sí una visión más realista de cómo es el sexo y también, tal vez, de lo que no es. Toda esta violencia que se ejerce a la mujer, de toda esta invalidación del placer de los demás que no sea aquel que tenga pene. Definitivamente, el porno puede llegar a ser educación.

¿Cómo es la convocatoria para actrices y actores?

Tenemos una convocatoria abierta para cualquier tipo de personas, sean personas ya con experiencia dentro del porno o no. Buscamos principalmente parejas porque entre ellas ya existe esa química, esa comunicación, esa complicidad. De tratarse de personas que no se conocen entre sí, que llegan ese día a conocerse y es, «hola, vamos a tener sexo», es un poco más complicado. Está abierta para personas de cualquier orientación sexual. Lo que sí buscamos es que tengan actitud para desempeñar este tipo de trabajo, porque definitivamente no es fácil y sigue siendo un trabajo.
Buscamos que nuestra producción tenga calidad en lo técnico y en lo visual. Las personas que están encarnando la fantasía también tengan esa calidad de mostrar ese buen sexo y actuación ante cámara. Curiosamente llegaron muchos interesados de Argentina desde que salió el artículo en Página 12, tanto hombres como mujeres. «¿Por qué no pueden ser así los mexicanos»? Eso solamente me demuestra que en Argentina tienen mayor apertura mental que aquí en México. No sé cómo hubiera sido si estando en Argentina lanzaba la convocatoria, seguramente hubiera tardado muchísimo menos meses en buscar a las personas adecuadas para esto.

¿A dónde quieren llegar con Pornorama?

Queremos ser un referente en producciones pornográficas. No nada más en México, sino también en Latinoamérica. Dentro de todo ya nos conocen de alguna manera en Europa. Crecer como productora independiente. Dedicar el 100 por ciento de mi tiempo a Pornorama e incluso vivir de eso. Si bien es una labor muy gratificante en muchas maneras, no sólo en la económica, ahora no me permite que ese sea mi sustento total. Quiero trabajar con más directoras, con más personas, internacionalmente, que nos conozcan más y más.

@blanca_reygal

@prnmafilms

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