Este miércoles 25 de noviembre tiene lugar el Día internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y el panorama a escala global es desolador: en Nigeria y Sudáfrica se dispararon las violaciones, en Perú aumentaron las desapariciones de mujeres; en Brasil y en México, los femicidios. Además, en Europa, las asociaciones que asisten a las mujeres víctimas de violencia están desbordadas.
Según datos de ONU Mujeres publicados a finales de septiembre, el confinamiento conllevó un incremento de las denuncias o de las llamadas a las autoridades por violencia doméstica del 30% en Chipre, 33% en Singapur, 30% en Francia o 25% en Argentina.
En todos los países, obligados a decretar medidas de restricciones a los desplazamientos para frenar la propagación del virus, las mujeres y los niños se vieron atrapados en hogares poco seguros.
«La casa es el lugar más peligroso para las mujeres», recordaban en abril una treintena de asociaciones marroquíes, que reclamaban al gobierno «una respuesta urgente».
En todo el mundo, con las instituciones funcionando de manera limitada, los cierres de empresas, de espacios culturales, deportivos y de escuelas, las víctimas quedaron sin escapatorias, a lo que se suma el impacto económico que ha tenido el virus en multitud de hogares.
«Estamos asistiendo a una peligrosa degradación de la situación socioeconómica de las familias tras el confinamiento, con más situaciones de pobreza, lo que puede comportar reacciones violentas», remarcó Hanaa Edwar, de la Red de Mujeres Iraquíes, que desde hace diez años reclama una ley contra la violencia doméstica en ese país.
En Brasil se reportaron 648 femicidios en el primer semestre de 2020, un 1,9% más respecto al mismo período de 2019, según el Foro brasileño de Seguridad Pública (FBSP). El gobierno lanzó una campaña para animar a las mujeres maltratadas a denunciar pero, según el FBSP, las medidas para acompañar a las víctimas siguen siendo «insuficientes».
A nivel mundial, sólo un país de cada ocho ha puesto en marcha medidas para atenuar los efectos de la pandemia en mujeres y niñas, según ONU Mujeres.
En España, las víctimas pudieron alertar a las autoridades de forma discreta dando el código «Mascarilla 19» en las farmacias, uno de los pocos establecimientos que permanecieron abiertos durante el confinamiento en numerosos países. En Francia instalaron puntos de contacto, gestionados por asociaciones, en supermercados.
A largo plazo, las consecuencias del coronavirus en los derechos de las mujeres podrían ser muy graves. En julio, Naciones Unidas advirtió que seis meses de restricciones sanitarias podían reportar 31 millones de casos adicionales de violencia sexista en el mundo, siete millones de embarazos no deseados y poner en riesgo la lucha contra la mutilación genital femenina y los matrimonios arreglados.
CAMPAÑA 2020
La campaña ÚNETE de aquí al 2030 para poner fin a la violencia contra las mujeres, de las Naciones Unidas, marca los 16 días de activismo contra la violencia de género, del 25 de noviembre al 10 de diciembre, con el tema mundial “Pinta el mundo de naranja: ¡financiar, responder, prevenir, recopilar!”
Durante los 16 días de activismo, ONU Mujeres pasa el micrófono a sobrevivientes, activistas y entidades asociadas de las Naciones Unidas para que expliquen la historia de lo que ocurrió tras el brote de COVID-19.
Incluso antes del brote de coronavirus, la violencia contra las mujeres y las niñas había alcanzado proporciones pandémicas: en el último año, 243 millones han sufrido maltrato por parte de sus compañeros sentimentales en todo el mundo.
Fuente: Ámbito/ ONU Mujeres