Lyla Peng es asesora de vestuario, estilista y productora de moda hace más de 10 años. Al momento de definir su estilo habla de un mix. “Para mí tiene que ver mucho con mis raíces. Mis padres son chinos”, cuenta, y añade, “tampoco sé cómo etiquetarme. Como extravagante, como atrevida, por qué no romántica”.
En gran medida ingresó a este mundo de la mano de Matilda Blanco, quien la convocó para que la ayude en un desfile. “En la vida tenés que aprovechar las oportunidades – dice -. No tenés que dudar”. En su recorrido colaboró también con varias revistas como Luz, Vanidades Argentinas, Olalá, Brando y la revista de Susana Giménez, entre otras.
En este contexto de pandemia trabaja en sus primeras producciones online, sin tener contacto con los modelos. Su equipo lo integran una fotógrafa, maquilladoras, peinadoras. Además, hay un desarrollo sostenido en redes sociales.
No sólo tenés como protagonistas a las prendas, sino también a la mujer. ¿Qué tipo de mujer querés mostrar?
Una mujer fuerte, imponente. Que esté segura de sí misma. Segura de su sexualidad, que luce la prenda con orgullo, sin inseguridades. Todo el tema del machismo, el chip que nos meten desde chiquitos, un montón de data que no está copada, nos ponen inseguras.
Le das mucho valor al cuerpo. ¿Qué significado tiene para vos esto?
No creo en el cuerpo perfecto. Qué mejor que mostrarse tal como es, con sus imperfecciones entre comillas, porque tampoco existe eso de las imperfecciones. Entonces te debés animar. Tanto tiempo de sentirme insegura con mi cuerpo o que me ponía tal cosa para taparme, entonces es ir ahora como liberándome. Sacando capas, y tantas capas que voy sacando termino ligera de ropa (risas).
En tu mirada estética, ¿cuánto pesan oriente y occidente?
Ambos. Oriente pesa bastante en cuanto a la estética, los colores, las texturas, muchas ideas. Me gusta mezclar eso. Y en occidente está toda esa cosa de la desfachatez, de lo atrevido, de animarse a mostrar el cuerpo. Creo que hay algo de eso, de una lucha entre las dos culturas.
¿Chocaste o seguís chocando contra ese mandato cultural?
Sí, de hecho en reuniones de la colectividad, un ejemplo que te invitan a la embajada, un agasajo y hay que seguir un protocolo de vestuario y no puedo ir con escote, o con la espalda al descubierto, si me pongo una pollera tiene que ser hasta la rodilla. Eso a veces me hace ruido y me pongo un poco rebelde. Esa cosa me hace ruido porque digo “no estoy haciendo nada malo”, porque parecería pecaminoso si una va con un escote o con una falda corta. Está bien, estas en un evento, a veces la falda corta no es tan cómoda. Trato de entenderlo y no ponerme así como tan rebelde.
Pero no querés trabajar con estereotipos…
No, no. Me molesta mucho esa cosa del cliché. Como son modelos orientales hay que vestirlas de geishas o con el kimono y con los palitos. Y encima mezclando varias culturas orientales, porque el kimono es japonés, los palitos son chinos.
Obviamente no hice eso y armé otra cosa diferente. De hecho, en las producciones de moda uno ve, acá en Argentina últimamente se está viendo y también afuera las producciones de moda con modelos orientales que no las visten de chinas o de japonesas literalmente. Es como que diga hago una producción con modelos argentinas y las visto como gauchas.
Con respecto a la edad, ¿tenés un límite? ¿Pensás que las mujeres se pueden mostrar hasta determinada edad? ¿Harías una producción con personas más grandes?
Una vez hice una producción con modelo hombre, de 50 años, con un estilo Iggy Pop, para una marca, pero hasta ahora no pude hacer con mujeres de 50 en adelante, me encantaría. No tengo ningún drama con el tema de la edad. Me copa mucho que haya esa diversidad, edades, cuerpos. Laburé mucho en una época con chicas que entran en el estereotipo de cuerpos aceptados por la sociedad, que me aburre bastante, pero mi granito de arena es armar otras producciones y que pueda convocar a modelos que no tengan nada que ver con lo convencional.
¿Qué pensás sobre la sexualización de los niños y las niñas en la moda? y en el otro extremo, ¿por qué no se le da visibilidad a mayores de 60 años?
Me parece que con los menores de edad es un horror, no comparto eso. En los ‘90 estaba re bien visto eso, las Lolitas. El año pasado, una marca muy conocida posteó en Instagram su campaña con niñas, y encima muy flaquitas; no sólo el tema de sexualizar a los menores de edad, sino también de alguna manera fomentar la anorexia. Todo ese combo letal horrible, creo que después bajaron la campaña. Con modelos mayores no se ve tanto, pero en algún momento va a llegar.
¿Hay alguna producción que rechazarías? ¿Existe algo con lo que te sentirías tan incómoda que dirías que no?
Viste que hablamos del tema de menores de edad, las Lolitas, eso la verdad que no. Rechazaría producciones en donde se muestre a la mujer como un pedazo de carne, como un objeto. De hecho, yo hice hace 10 años atrás producciones así, pero ya no me sentía a gusto.
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