Un numeroso grupo de vecinos de Vicente López se acercó la semana pasada al comité de la Unión Cívica Radical, ubicado sobre la calle Ricardo Gutiérrez y encabezado por el concejal Alejandro González, para escuchar y también dialogar con Federico Storani. El vicepresidente del radicalismo disertó y contestó preguntas durante más dos horas. Dialogó asimismo con Guía de Noticias y dio definiciones sobre temas de actualidad: tarifas, reforma laboral, visión estratégica y el rol del radicalismo dentro de la alianza Cambiemos.
Usted fue uno de los referentes que impulsó el acuerdo con el PRO, ¿se arrepiente de la decisión?
Para nada, yo reivindico fuertemente la definición de Gualeguaychú. Además, el contexto fue de un partido político modelo, debatimos 14 horas con mucha energía y entusiasmo de manera respetuosa. Se tomó una decisión democrática, sabiendo que asistíamos a un gobierno populista que degradaba la calidad de las instituciones, con una tendencia al autoritarismo y la corrupción desenfrenada.
¿El rol del radicalismo dentro del gobierno es el que esperaban?
Estamos recién en el primer paso, todavía queda mucho por construir, hay muchas decisiones del PRO que rozan nuestro ADN. El radicalismo dentro de la coalición tiene que valorizarse, no nos van a regalar nada, los que tenemos que ponernos en valor somos nosotros y si es necesario poner las reglas para competir dentro de la coalición sin tener que pensar en una ruptura.
¿Y cómo puede darse esa mayor valorización?
Levantamos el perfil en estos últimos 4 meses desde que han cambiado las autoridades del partido. Yo tengo una postura muy crítica de la conducción anterior. Pero, por el momento somos una coalición electoral, no de gobierno. Los funcionarios del radicalismo que forman parte del gabinete no han salido propuestos por el partido, los puso el Presidente. Tenemos que discutir políticas públicas, nosotros no queremos discutir ningún cargo. Quiero que antes de llegar al parlamento una iniciativa como la reforma laboral tenga un ámbito de debate, quiero que discutamos la cuestión educativa. Cambiemos tiene que convertirse en una coalición de gobierno y nosotros tenemos el deber de defender la identidad radical.
¿Cree que en los sistemas presidencialistas pueden funcionar las colaciones de gobierno?
Sí, están el ejemplo de Alemania, un partido de centro derecha como el de Merkel se juntó con el social demócrata cristiano. También, más cerca está el ejemplo del Frente Amplio en Uruguay. En ambos, cada partido mantiene su individualidad. Podemos hablar también de la concertación chilena que le dijo que no a Pinochet cuando quiso reformar la Constitución para perpetuarse en el poder. No es cierto que no pueda funcionar una coalición de partidos que mantengan su ADN.
El gran debate del momento es el de las tarifas, ahí no hay acuerdo…
Nosotros no coincidimos con la política energética en general. Más allá de que hemos levantado la voz para decir que los aumentos fueron excesivos, pese a que era imposible mantener los precios anteriores, tampoco compartimos la privatización de Transener que es una empresa superavitaria, con muy buenos recursos humanos y cuya valorización crece.
¿Le preocupa el nivel de endeudamiento?
El gran talón de Aquiles de este proceso es la cuestión económica, lo charlé con varios profesionales y este crecimiento de la deuda no es sostenible a largo plazo; todavía no es alarmante, pero sí preocupa porque la economía crecerá alrededor de un 2,5% y el pago de servicios de deuda lo hará más. Hay que poner en marcha la economía real, mediante las pequeñas y medianas empresas, que además están siendo golpeadas por las importaciones.
¿Y la inflación?
Creo que el Gobierno tuvo un análisis demasiado optimista desde el comienzo. El primer año costó muchísimo y tuvimos índices por encima del 40%, el año pasado se logró bajar muchísimo ese número, pero pronosticar un 15% para este año fue desacertado, a esta altura ya todos sabemos que va a estar por encima.
Dijo que el radicalismo está levantando el perfil. ¿Qué postura tendrá frente a la reforma laboral?
Si la reforma laboral es sinónimo de flexibilidad para que pueda haber más abuso, yo no estoy de acuerdo; tal vez hay que revisar algunos acuerdos porque se han modificado las relaciones laborales. Pero esa es una de las cuestiones que son importantísimas y tiene que pasar previamente por una mesa amplia y someterlo a un debate muy intenso.
¿Qué propuestas acercaría para cambiar el rumbo del Gobierno hacia una impronta más radical?
Nosotros venimos insistiendo sobre la creación de un Consejo Económico Social, no creo en el gobierno de los CEOS que se las saben todas, los aprecio, los valoro, pero muchas cabezas piensan más que una. Necesitamos tener consensos sectoriales, con el sector productivo y con los asalariados, es fundamental. Sin ellos va a ser muy difícil salir adelante. Por otro lado, creo que nuestro país tiene como mayor riqueza su pueblo y necesitamos un pueblo muy bien educado, capacitado en un mundo globalizado las ventajas no están dadas por quien tiene mayores recursos naturales, sino porque tienes tienen mayor capacitación. Es el momento de discutir la educación pública con un congreso pedagógico. Por último, es fundamental el marco internacional y me parece un poco ingenuo creer que hay que abrirse al mundo, es exactamente lo contrario de lo que está sucediendo, las potencias se están cerrando, empezando por Estados Unidos con Donald Trump. No hay lluvia de inversiones, la estrategia debería ser poner espalda con espalda con los países de la región y del Pacífico.